domingo, diciembre 03, 2006

AÑEJO DE ESPERAR POR TI...

Duermo en una casa vacia con paredes a medio pintar, una casa que todavia huele a nueva, con escaleras llenas de manchitas y ventanas que mas que dejar pasar el sol desprenden el polvo acumulado en ellas.
Te estacionas y tocas a la puerta, te recibo con un abrazo añejo de tanto esperar por ti y subimos. Nos miramos a los ojos, o al menos intentamos hacerlo entre las penumbras, acercamos nuestros labios hasta que rozan entre ellos y nuestro beso fingido resuena en el silencio de la noche, nuestros cuerpos permanecen fríos y distantes teniendo como punto de unión sólo nuestras manos.
Te vas y antes nos despedimos con un abrazo que se prolonga pero que no provoca calor en mi cuerpo y fingimos una vez mas escenificando otro beso. Cierro la puerta tras de ti me cambio la ropa y salgo a buscarlo.

Él con solo verme corre a mi encuentro, me abraza hasta levantarme del suelo, me besa una y otra vez mientras yo cierro los ojos. Sus manos recorren mi cuerpo con tanta desesperación que puedo ver el deseo encendido a su alrededor como si de su aura se tratara. Despierta en mi la pasión que llevaba rato esperando ser levantada. Sus labios son dulces, suaves y sólo saben murmurar mi nombre. Mis labios saben corresponder sus besos pero son mudos. Él dice "Te extraño" y yo le coloco el dedo indice sobre los labios para silenciarlo. Empieza a decir lo mucho que quiere verme y recuerdo esas palabras saliendo de mi boca para entrar en tus oidos. Te imagino diciendole lo mismo a aquella que te trata igual que yo trato a mi amante.
Me despido de él sin decirle cuando volveré a verlo; sabiendo que iré a buscarlo cuando sienta tu rechazo y quiera sentirme amada. Y luego salgo a un nuevo día de trabajo.

Regreso a la misma casa vacia, con sus paredes a medio pintar y su olor a nueva, recorro sus escaleras sucias y miro por sus ventanas empolvadas intentando divisar tu auto por la calle, aún sabiendo que pasarán semanas antes de que regreses en la quietud de otra madrugada, para desvelarme en un día de oficina, para reiniciar este ciclo desamoroso que me endurece el corazón.
Vivo en una casa nueva con un corazón cansado de esperar...

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