Siento los gritos tensarse en mi garganta sin que puedan llegar a salir, mis lágrimas por el contrario llevan rato fluyendo; mi cuerpo se estira y contorsiona con cada movimiento tuyo. Siento un leve entumecimiento en gran parte del cuerpo y sonrio pensando en que con eso el dolor extremo se encuentra entre una posibilidad lejana.
Mi corazón late cada vez más a prisa y mis manos a mis costados carecen de rastro alguno de vida, es casi como si no me pertenecieran.
Tus labios de nuevo se posan sobre mi piel, esta vez en la zona de la espalda, yo apreto los dientes y cierros los ojos tan fuerte como los nervios me lo permiten... solo espero el momento.
Un nuevo oleaje de dolor me inunda y el rojo parece acostrumbrarse a tus labios. Sonries y yo suspiro agitada mientras un leve jadeo escapa de mi boca al mismo tiempo.
Mi piel erizada agradece los suaves besos que colocas alrededor de mi nueva herida. Acomodas tu cabeza entre mis hombros y dices que estás exhausto, yo miro el reloj y lo único que puedo pensar es en ti, en ti mordiendo.
Mordiendome hasta el amanecer...
1 comentario:
MIN:
gracias por avisar. ya tu link está renovado. gracias por seguir pasándole a mi blog, hace mucho que no comentabas nada.
un abrazo.
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