Acabé sentada en el sillón ejercitando mi dedo con el control frente a la tv. Los canales pasan y de repente un ambiente se me hace familiar y me detengo en el ESPN. Argentina y Portugal se disputan un primer set de voli en la liga mundial, me relajo entre los cojines del sillón y me aferro a los recuerdos ke tengo.
Me emociono, salto, grito y festejo cada punto marcado y aunke al principio no le voy a ninguno para el segundo set ya tengo a mi favorito y siento ke ya estoy enamorada. Luciano DeCecco... 1.88 ... 17 añitos (verdes como me gustan) y una carita de angel, luego admito ke o.k. estoy enamorada de la misma manera en ke me he enamorado antes de M. Lillard, de D. Sawa y antes de DeCecco, de Stefan Karl (Robbie de LAZYTOWN, no digan nada, ya sé ke es bizarro).
A partir de ahi solo tengo ojos para el argentino, lo miro volear una y otra vez esa pelota para el ataque y me enamoro por segunda vez pero con menos intensidad de Gustavo Scholtis.
Acaba el partido y yo kiero seguir mirandolo, pero solo me keda esperar a la proxima semana para verlo en el partido contra Finlandia y seguir gritando... saltando y emocionandome.
Apago la tv y me recuesto en la cama, no puedo dormir, sé ke antes debo hacer algo: atravieso el cuarto y abro esa caja como si de un cofre se tratara (y lo es para mi), saco de él algo ke brilla y me recuerda ke alguna vez fui buena haciendo lo ke me gusta hacer, jugar voli. Contemplo la medalla una y otra vez, miro las fotos ke aun permanecen dentro y lo guardo todo de nuevo.
Me resigno a saltar... gritar... llorar y emocionarme solo frente a la tv y no en el centro de la cancha, admito ke los buenos tiempos han pasado.
La guardo en la caja por la misma razón ke la metí en ella la primera vez... me recuerda algo ke ya no puedo tener y ke sigo anhelando...
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