Un hombre esperando en la puerta y la tensión se siente por toda la oficina, la veo sudar y morderse los labios sin responder a lo que acabo de preguntarle, asi que tomamos el asunto en las manos y la llevamos hasta el baño, la tranquilizamos y luego le pedimos un taxi, salimos por la puerta de servicio y la mandamos a su casa. Salimos por la puerta principal y caminamos como si no pasara nada. Él se acerca y nos pregunta por ella, -Hace rato que se fue a casa, terminó temprano su trabajo y se fue- Lo veo irse y me muerdo los labios de coraje, maldiciendo las veces que me ha levantado de madrugada para preguntarme por ella, donde anda, con quien, cosas que siempre respondo con un leve y somnoliento "No sé". la veo sufrir por ese maldito que a pesar de que ya no es parte de su vida insiste en controlar lo que hace y lo que no debe hacer (segun él).
Me doy cuenta que no es el unico controlador a mi alrededor, existen personas que quieren decirme como hacer mi trabajo y que hacer primero, existen personas que quieren incluso decirme a que hora debo salir a comer.
Pero solo hay una persona a la que pienso permitirle que controle mi vida, y esa es una personita que sabe hacerlo muy bien, que me controla hasta sacarme de quicio y luego con un abrazo y un besito me dice que vale la pena lo que hago por ella.
Y eso que a mi nunca me han gustado los animales...
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