lunes, enero 23, 2006

ESCLAVO MIO...

Voy saliendo mientras escucho el autobus acercarse, voy con la cabeza baja revolviendo la cartera en busca de dinero. Subo viendo fijamente los escalones y cuando le entrego las monedas, veo por primera vez un rostro hermoso ocupando ese lugar.
Me siento justamente detrás de él, para observarlo palmo a palmo, cada gesto, cada movimiento. Mi imaginación vuela y empiezo a recorrer las calles mezclando el paisaje urbano con pequeñas y fugaces imagenes que mi cerebro expulsa cada milisegundo:Él, con su camisa pegada al cuerpo (tal como ahora), sus fuertes brazos, esa piel morena y esos musculos gruesos que se pueden apreciar a simple vista. Yo, frágil indefensa, con una simple camisetita, una falda diminuta y nada de ropa interior. Él me mira fijamente con esos ojos duros, frios, toscos; yo no puedo ni mirarlo solo me atrevo a caer de rodillas mientras él termina por ponerme a cuatro. Mmmmm.... un escalofrio me recorre la espalda y siento esas manos duras y fuertes chocar contra mis nalgas, un suave palmeteo.... delicioso... pervertido... excitante...
El autobus se detiene y sube más gente, y veo lo que parece imposible: él saluda a todos con un buenas tardes, sonrie (y con ello se borra su mirada ruda), frena suavemente y hasta te espera a que busques y rebusques para dar con el menudo en tu bolsillo. Acaso se confundió de oficio? o es que no encontraron a alguien más para ese trabajo? No se supone que un camionero es un ser desprovisto de cortesia, amabilidad y que siempre va con prisas?...
Mis imagenes cambian drasticamente: Ahora él no lleva puesto nada más que un boxer que le queda ajustado, tiene una mirada perdida en mi, sus labios tiemblan y no se atreve a pronunciar palabra alguna. Yo, llevo un corset, y un liguero con medias caladas; en las manos sostengo un fuete de cuero. Él lentamente se coloca de a cuatro y puedo ver sus bien torneadas nalgas. Mi fuete azota una y otra vez contra él, y lo oigo gemir, de placer... de dolor... no lo sé, pero lo estoy disfrutando...
Me levanto del asiento y camino lentamente hacia él, le pido la parada y el frena despacio, lo miro y le doy las gracias, el responde quedamente, quizas pensando en que le dije "Gracias" por su amabilidad; sin saber que fue un gracias por ser el protagonista de esta loca fantasia, un gracias por este rato de placer a expensas suyas... un gracias por ser mi amo.... y un gracias por ser mi esclavo....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen post,la del chofer de microbus es la neta, aunque a mi me late tambièn la de chavito de la calle y la de plomero, por todos esos chunches desconocidos que guardan en sus cajas de herramientas... jeje
Un abrazo