Una entrada más que no sé si terminaré publicando...
Por fin la pulga hizo la pregunta a la que tanto miedo le tenía: Porque yo no tengo papá?
Le sonreí nerviosa, le expliqué que ella si tiene papás y hasta dos mamás... me miró como si yo fuera la niña tonta a la que hay que enseñar y me dijo: Mamá, sólo te tengo a ti y a mis "abuelos", pero no tengo papá....
Me quedé muda... no supe que responder ante tal verdad.
Sinceramente me sigo sintiendo paralizada, sin saber como debo tomarlo, que hacer, que decirle sin que salga lastimada; se ha negado a aceptar que tiene un padre que no la ve, porque ella no entiende que él sigue siendo su papá aunque no se comporte como tal.
Y todo esto llega justamente cuando más necesito de mi concentración, cuando más vulnerable me encuentro. El trabajo está tenso, con la presión a todo lo que da y empezando el largo camino de preparación para el informe.
Entre todo el enredo se abren para mi muchos pares de brazos con la intención de cobijarme, de darme consuelo, de darme apoyo, de darme.... incluso algunos con la idea de darme más de lo que me daría un amigo. Y yo me debato entre aceptar esos mimos, entre aceptar esa palmada en la espalda, entre aceptar ese beso en la frente, ese beso en los labios porque sigo esperando.
Esperando a alguien que necesito ahora, alguien que vendrá cuando tal vez ya no sea necesario. Me siento como mi hija haciendome la misma pregunta: si él ya no está aquí, ¿sigue siendo mi novio?
Por fin la pulga hizo la pregunta a la que tanto miedo le tenía: Porque yo no tengo papá?
Le sonreí nerviosa, le expliqué que ella si tiene papás y hasta dos mamás... me miró como si yo fuera la niña tonta a la que hay que enseñar y me dijo: Mamá, sólo te tengo a ti y a mis "abuelos", pero no tengo papá....
Me quedé muda... no supe que responder ante tal verdad.
Sinceramente me sigo sintiendo paralizada, sin saber como debo tomarlo, que hacer, que decirle sin que salga lastimada; se ha negado a aceptar que tiene un padre que no la ve, porque ella no entiende que él sigue siendo su papá aunque no se comporte como tal.
Y todo esto llega justamente cuando más necesito de mi concentración, cuando más vulnerable me encuentro. El trabajo está tenso, con la presión a todo lo que da y empezando el largo camino de preparación para el informe.
Entre todo el enredo se abren para mi muchos pares de brazos con la intención de cobijarme, de darme consuelo, de darme apoyo, de darme.... incluso algunos con la idea de darme más de lo que me daría un amigo. Y yo me debato entre aceptar esos mimos, entre aceptar esa palmada en la espalda, entre aceptar ese beso en la frente, ese beso en los labios porque sigo esperando.
Esperando a alguien que necesito ahora, alguien que vendrá cuando tal vez ya no sea necesario. Me siento como mi hija haciendome la misma pregunta: si él ya no está aquí, ¿sigue siendo mi novio?
:(